Érase una vez es un juego de cartas creado por Richard Lambert, Andrew Rilstone y James Wallis. Ilustraciones de la segunda edición por Florence Magnin y Sophie Mounier. El juego consta con 110 Cartas de Narración, 55 Cartas de Final “Vivieron felices para siempre”. y cartas en blanco para permitir a los jugadores añadir sus propias ideas al juego.
El objetivo es crear historias. Las cartas muestran ilustraciones propias de los cuentos de hadas. Un jugador será el Narrador y creará una historia usando los elementos de sus cartas, intentando guiar el argumento hacia su propio final, mientras que los demás jugadores intentarán usar sus cartas para interrumpirle y arrebatarle el papel de Narrador. El ganador será el primero en haber jugado todas sus cartas, concluyendo la historia con su propia carta de “Vivieron felices para siempre”.
Esta es la idea original del juego, pero Érase una vez puede ser un recurso muy interesante para trabajar la intención comunicativa, la lectoescritura, etc. Es un juego sencillo de adaptar, podemos seleccionar las cartas por temáticas para guiar así la historia, de modo que no cuente tanto la creatividad, si no la coherencia de la misma. Podemos trabajar también las conjunciones, asociando las ideas de modo que formen una historia que solamente haya que unir con palabras como "y, aunque, entonces, además, etc."
Otro objetivo, puede ser trabajar los turnos de palabra, cada jugador tiene que añadir una carta a la historia, de manera alternativa, es decir imponiendo turnos.
También es un juego para potenciar las habilidades comunicativas, podemos utilizar las cartas para contar situaciones de la vida cotidiana, Por ejemplo, contar lo que hemos hecho en vacaciones con la familia o los amigos.
Otra opción que nos da este juego es relacionarlo con la escritura, los alumnos crean la historia a través de un número determinado de cartas y la tienen que plasmar en el papel.
Podemos trabajar las historias por temática o dejar volar la imaginación de nuestros alumnos.
Estas son algunas de las sugerencias, aunque ya sabéis que cada "maestrillo tiene su librillo".